Su candidatura fue sostenida por el Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel, cuyo país fue visitado por Rigoberta en agosto de 1992. Su recorrida y la campaña Pro Nobel contó con la organización de Ana González (antropóloga) (hija del también antropólogo Rex González) y de Lucrecia Lomban (secretaria de la APDH Quilmes), entre otros militantes y organizaciones humanitarias.
El Premio Nobel le fue otorgado en reconocimiento a su trabajo por la justicia social y reconciliación etno-cultural basado en el respeto a los derechos de los indígenas, coincidiendo con el quinto centenario de la llegada de Colón a América, y con la declaración de 1993 como Año Internacional de los Pueblos Indios.
En la lectura del premio, reivindicó los derechos históricos negados a los pueblos indígenas y denunció la persecución sufrida desde la llegada de los europeos al continente americano, momento en que concluyó una civilización desarrollada en todos los ámbitos del conocimiento; también reflejó la necesidad de paz, desmilitarización y la justicia social en su país, Guatemala, así como el respeto por la naturaleza y la igualdad para las mujeres. El discurso en el acto de la aceptación del Premio se encuentra en el sitio Nobel.[2] Y también en este mismo sitio se puede dar con una breve biografía (en inglés) de la premiada.
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